martes, 8 de noviembre de 2011

Quien quiera oír, que oiga

Paraná, 8 de Noviembre de 2011

No hay más sordo que quien no quiere oír. El aserto popular, que siempre fue verdadero como toda la sabiduría popular,  vuelve hoy a hacerse presente con la actitud de algunos docentes de la ciudad de Chajarí, que se negaron a recibir las netbooks de parte de los funcionarios designados para tal fin, con la excusa de que no quisieron ser parte de un acto que ellos le llamaron “político”, posiblemente por la misma incapacidad para juzgar un acto institucional de plena actualidad y provocando un acto también “político” con su actitud.

Después de semejante desatino revestido de quien sabe qué variedad de ignorancia ilustrada –la peor de todas- uno de ellos argumentó que no “quisieron prestarse a un acto impostado” adjudicando tal impostación a que aún no está lista la red sobre la cual poner en marcha el programa de soporte, asegurando que los aparatos están bloqueados hasta que el sistema esté efectivamente instalado, cosa que no es cierto, ya que las entregas de estos bienes se vienen haciendo más allá de la instalación o no del sistema en los establecimientos, dado que toda la red está en plena instalación en todo el país, pero los usuarios ya pueden acceder a su uso desde las distintas alternativas que ofrece la red de redes.

Curiosamente estos docentes que han auspiciado medidas de fuerza durante más de 18 días en este mismo año lectivo, arguyen haber desalentado la presencia de los alumnos en el acto, debido a que esta altura “no se los puede sacar del aula”, haciendo mención a que no debieran “perder horas de estudio”, justo en el momento en que el Estado hace lugar a los requerimientos de igualdad e integración que se vienen solicitando desde hace tantos años y en tanto así, configura un acto educativo y formativo de reales dimensiones en el devenir de estos alumnos.

Sin menospreciar su calidad de militantes de un partido popular, como el radicalismo, alguno o algunos de estos docentes hicieron de un acto trascendente en la vida de los adolescentes, una pobre demostración de impotencia, hundiendo aún más en la incertidumbre a quienes aún mantienen viva la historia endeble del centenario partido radical.

Emergente de una situación interna que habrá de develarse en algunos días más, cuando el voto de los docentes ratifique o cambie las autoridades del gremio que los agrupa, no hay duda del grado de descontento que surca hoy los vientos del resto de los gremios estatales hacia la conducción actual de AGMER, centrado particularmente en este tipo de actitudes, que lejos están de ser un cauce por donde encaminar un reclamo que por lo repetitivo y falto de alternativas, cada vez es menos eficaz desde la negociación y mucho menos desde los resultados concretos.

A la luz de estos casi 20 paros sin resultado, lejos de demostrar “sordera” del gobierno, lo que está demostrando es la terquedad y contumacia de una dirigencia carente de ideas, que no se fija en daño por provocar para no obtener beneficio alguno hacia quienes dicen representar.

Como si hubiera testimonio capaz de tapar semejante yerro político, la dirigencia de AGMER Federación, hace gala del clásico discurso dialéctico, mencionando en un comunicado que “el respeto por diversidad de opiniones y expresión como la libertad de cátedra son principios centrales de la convivencia democrática, no son sus enemigos, y que oír la voz de esta comunidad es vital para que la escuela pública se consolide sobre estos aportes, no lo hará si se condena a priori su legitimidad como consecuencias de desencuentros personales”; adjudicándose, no solo la representatividad de los docentes –que puede ser incontrastable- sino la de toda la “comunidad” (suponemos que refiriéndose a la comunidad educativa), cuando los únicos ausentes de esa comunidad fueron, precisamente, los docentes.

La incomprensible actitud, que pretendió alentar a los jóvenes estudiantes a no recibir “su” computadora, es considerada por la dirigencia docente de Federación como una “clase de formación ética y ciudadana”. Respetando  entonces mi libertad de expresión, no puedo dejar de decir que la verdad es el fundamento de la formación ética y ciudadana y que la rebeldía de este grupete de docentes es tan mínima, que oculta (miente por lo tanto) que más de un millón de netbooks ya ha sido entregada en este  programa que se llama, justamente, “Conectar Igualdad”, con lo que se convierten en una minoría inexistente, soslayada no solo por los catastróficos resultados del 23 de octubre sino ahora por ser la expresión del 2 por millón de la Argentina.
Hablar de legitimidad luego del resultado electoral, causa cuanto menos asombro, ya que se entiende, la formación ética y ciudadana debe rendir honores a los resultados electorales, en tanto son el resultado de la voz del pueblo completo y no de ninguna expresión minoritaria, por cualificada que ésta fuera. Y aún más, cuando quienes esgrimen esa legitimidad son quienes deben demostrar que la ejercen antes de enseñarla.

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