viernes, 21 de octubre de 2011

La Verdadera Mirada

Concepción del Uruguay, 21 de Octubre de 2011

La elección del domingo parece definida. Los números que arrojan tanto las estadísticas como las proyecciones, indicarían dos vertientes que es menester entreleer para tratar de ejercitar una  teoría de los comportamientos políticos y sociales de una Argentina distinta.

Una, la de los resultados que emerjan y el otro, el rumbo de los pueblos que establecen su propia lucha para su propia dignidad.

Pero prestemos atención a lo que nos cuenta Paulo Coehlo, para ayudarnos  en este ejercicio.

El autor de “El Alquimista” se encontraba cierta vez en una estación de ferrocarril esperando el arribo de una editora, cuestión que le estaba demandando un tiempo inesperado.

De pronto una pregunta le asaltó: ¿qué distancia hay entre rieles del ferrocarril?

Le trasladó la pregunta a un empleado, quien le contesto: 1,435 mts. ¿1,435? Insistió Coehlo, recibiendo como respuesta que sí, porque esa era la distancia entre las ruedas del tren, lo que no conformó al escritor quien se lo hizo saber al dependiente. “Ah mira, estas cosas siempre fueron así”, dijo el ferroviario, dejando a nuestro testigo preguntándose por qué esa medida caprichosa y no 1,50 mts,  o alguna otra cifra redonda.

Puesto a investigar sobre el asunto, llegó a la conclusión de que esa medida estaba impuesta desde la época del imperio romano, cuyos carros disponían de esa medida tomando como referencia el ancho del lomo de dos caballos atados a la par, como manera que las pisadas de los animales no se superpusiera con las ruedas y viceversa, de modo tal de impedir o amenguar los lodazales en que caían los carros, posibilitando ambos trabajos. El de la rueda y el del animal.

De esa misma medida se trazaron los primeros caminos y, consecuentemente las primeras carretas y de esa medida, luego también, las primeras líneas de ferrocarril, que llegan a nuestra época.

Tanto así es, que el transbordador espacial que despegara del Centro Espacial Kennedy, en Merrit Island, Florida, tenía sus cohetes propulsores fabricados en Utah, debiendo atravesar túneles que estaban acondicionados para trenes, por lo que sus dimensiones ultramodernas, debieron adaptarse al ingenio milenario de Roma.

Viendo esta anécdota, a uno se le ocurre pensar cuántas veces tendemos a “acomodar” las acciones presentes a dictados culturales que ni siquiera sabemos de dónde nos llegaron.

La sicología social tiende muchas veces a colaborar con la interpretación de los signos culturales, pero sin lograr (tal vez porque no sea su misión) corregir tales conductas.

Políticamente hablando, aún reconociendo la carga social y económica que –se dice- interviene en la decisión que parece indiscutible hacia el domingo, algo de cambios de conductas y rompimiento de parámetros tiene que tener, porque ha quedado demostrado que no son las clases menos aventajadas las que están contenidas mayoritariamente en esta posibilidad, sino que sectores empresarios, de investigación, universitarios y vectores de cultura, entre otros, han manifestado sentirse contenidos en este bagaje.

Son días de silencio de campaña y los partidos políticos desarrollan su tarea ultimando los detalles para llevar adelante, con más o menos ahínco, su tarea de convencimiento casa por casa, persona por persona.

Esta suerte de paz temporal nos permite avizorar entonces que, a la luz de los acontecimientos nuevos, otro pensamiento surca el horizonte de nuestras fuerzas con aspiración a representar la voluntad popular.

Y esto se ve reflejado en las redes sociales.

El Director Nacional Electoral, Alejandro Tullio confirmó en las últimas horas que las redes sociales (elemento nuevo en estas contiendas) están exentas de la veda, ya que la misma se extiende a los partidos y a los candidatos de esos partidos, pero no a los ciudadanos, por tratarse las redes sociales de un espacio de libertad no alcanzadas por las prohibiciones.

Ya este ejemplo simple, nos sirve para reflexionar que por ahí, los ciudadanos y no quienes aspiran a representarlos, son los que ensanchan los túneles.

Si esto es cierto, serán los representantes que emerjan de esta encrucijada los que plasmen este ensanchamiento levantando la mirada hacia el país superior al que todos aspiramos.

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