Paraná, 11 de octubre de 2011.
La tendencia es apabullante. Los números del resultado posible del acto electoral del próximo 23 vienen demostrando una y otra vez la contundencia de lo previsible. Nada parece afectar la estructura del voto mayoritario y la oposición lucha por posicionarse, al menos, en un segundo lugar lejano, pero que signifique poder mostrarse como “segunda fuerza”, aunque lejos, muy lejos de cualquier resultado anterior en la vida democrática del país.
Cuando uno indaga, tanto en fuentes propias como en las expresiones periodísticas de distinto origen, las manifestaciones de los “por qué”, tienen -casi todos- un basamento de tipo social que, si bien tiene una matriz económica, producto del modelo de acumulación impulsado por el Gobierno Nacional; todo confluye en advertir que esa es la raíz de todos los logros que pueden mostrarse en la geografía nacional. Y la gente antes olvidada, fuera de todo registro, siente que ha sido tenida en cuenta.
Pero no es solo la mirada del desamparado social la que afecta esta realidad.
La CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), organismo dependiente de la ONU responsable de promover el desarrollo económico y social de la región, ha advertido en un informe de estas últimas horas, que la Asignación Universal por Hijo ha tenido un innegable “impacto” (sic) en la baja de la pobreza y la indigencia, así como alude a que “la oferta de programas y políticas de protección social en la Argentina da cuenta de múltiples avances en tiempos recientes, así como de importantes retos de cara al futuro”.
Además, la CEPAL hace mención que este sistema considera como mayor desafío la retención de los estudiantes de menores recursos, particularmente en la secundaria, así como mejorar la calidad del sistema a partir de la extensión de la jornada escolar, priorizando “las zonas de mayor vulnerabilidad social”.
Atado de esta mirada esencial de raíz profundamente humana, hay que atender algunos rasgos propositivos que van incubándose imperceptiblemente en la malla productiva de nuestras regiones.
Las provincias -y Entre Ríos es un ejemplo de ello- han podido mediante las herramientas creadas en la Nación, darse lugar para atender la demanda de innumerables emprendedores que se han allegado a las fuentes financieras especiales, logrando una demanda de créditos muy ventajosos para desarrollar ideas que fructifican luego en más trabajo registrado.
Paralelamente, las sedes territoriales de la Agencia Social Productiva, se está encargando de promover la inclusión de jóvenes sin capacitación y prepararlos para un futuro inmediato de ocupación, sobre todo en los menesteres más requeridos por las industrias circundantes a cada lugar donde se encuentra alguna de estas agencias.
Sin pretender un privilegio estadístico, debemos sumar el tremendo vector de inclusión educativa a través del programa “Argentina Conectada” que ha llegado ya a más de 1 millón de estudiantes en todo el país en forma de netbooks con que los jóvenes acceden a material didáctico de las mismas fuentes en todo el territorio nacional, lo que habrá de complementarse en poco tiempo más (en verdad, ya funciona en dos provincias como La Rioja y Misiones) con el programa “Conectar Igualdad” que se basa en el tendido de fibra óptica y del cual Entre Ríos ya firmó el convenio correspondiente y el servicio de Televisión Digital Satelital del cual ya gozan más de 150 escuelas rurales en Entre Ríos es fácil entender que muy pronto el crecimiento social dejará de discriminar entre quienes acceden y quienes no, a la educación que todos tenemos derecho de tener disponible.
Entonces, no resulta tan árido el terreno del entendimiento.
Los por qué surgen solos de un avistaje rápido. La gente no quiere volver atrás y apuesta por continuar por esta senda, que no ha sido fácil, pero a la que todos, en la medida de nuestro esfuerzo, estamos construyendo.
Por sentirse partícipes, cada uno va conformando los componentes de una decisión que, a la luz de las tendencias, a esta altura parece irreversible.
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