Paraná, 30 de Setiembre de 2011
El domingo, con tiempo, después de haber pasado el fin de semana en Concepción del Uruguay, familia y recuerdos partimos de regreso hacia Paraná a afrontar una semana más de trabajo.
Sin embargo, como ese tiempo era suficiente, la curiosidad pudo más y puse la trompa del coche rumbo a la demorada Ruta provincial N° 20, la que –según cuentan los vecinos- tenía el nombre de “la empachada”, por la cantidad de veces que la habían medido para realizarla pero… no se hacía.
Dicen los lugareños que, hace algo más de 20 años, un hombre con ganas de realizarse económicamente, (a quien le adjudican, precisamente el haber denominado así a la ruta 20), decidió invertir sus dineros en una estación de servicios, ya que había recibido la firme promesa del asfaltado del viejo camino que une la ciudad de Villaguay y Basavilbaso.
Pero ese asfaltado nunca se llevó a cabo y la estación de servicios languideció hasta su cierre.
El deterioro del antiguo ripio se sumó al del camino alternativo, que corre “pegado” a las vías férreas, de tierra en este caso, por lo que cualquier lluvia impedía directamente la circulación, ya que era más que habitual que algún camionero se aventurara a circular a pesar de la lluvia, con el consecuente empantanamiento y cierre del camino.
Conozco muy bien la antigua ruta 20. Y no hace tanto tiempo la transité cuando comenzaban los trabajos de asfaltado. Aun habiendo iniciado el ir y venir de maquinaria vial y emparejarse la calzada, era muy complicado llevar el coche a una velocidad razonable para lo que conocemos como “ruta”.
El paisaje, por supuesto muy parecido al de hoy, cambia rotundamente al poder ir hoy por un asfalto nuevo y con la prolijidad que implica un trabajo realizado en plenitud. Demarcación clara tanto vertical como horizontal, hacen que uno pueda ver en detalle ese viejo camino, convertido ahora en una nueva realidad. Incompleta todavía, pero mucho más amigable que la anterior.
La ruta 20 está asfaltada ya hasta la localidad de “Las Moscas”, allí, donde nació mi padre.
Intermedio, Líbaros y San Marcial, más conocido como “Urquiza” por el viejo fenómeno de llamar a las localidades por el nombre de la estación de trenes, que ahora vuelve a tomar vida; también, como la ruta; han cambiado totalmente su carácter hacia el camino.
Precisamente el arroyo “Las Moscas” es el límite que marca el nuevo camino, ya que las obras se completarán arrancando desde Villaguay, donde, al pasar por la ruta 18 se alcanza a ver que se ha comenzado ya el tendido asfáltico.
Hasta aquí, paisaje. Vamos a la gente.
Marta es una vecina cuyo papel de ama de casa, casada con un trabajador, no le impide charlar y mostrarse abiertamente satisfecha por esta nueva realidad. “Nosotros somos trabajadores y los momentos delicados de salud son atendidos en Basavilbaso o Concepción del Uruguay. Si llovía era imposible salir y cuando no había otra posibilidad que intentar, el riesgo era tan grande que muchas veces pensábamos dos veces antes de hacerlo”.
Julia es docente jubilada. Precisamente, júbilo es lo que siente por estas horas, donde pueden “llegar hasta Basavilbaso en 10 minutos”.
Su esposo, también jubilado, realizó “tareas de campo” como menciona Julia, y últimamente trabajó de camionero, aunque para “reforzar” la jubilación, se ocupa de conducir un remis, con el que es habitual transportar vecinos hasta localidades vecinas, e incluso a Concepción o Villaguay.
“El camino como estaba era intransitable en días de lluvia y había que olvidarse de salir. Nosotros –asegura Julia- pagamos los impuestos y cobramos nuestra jubilación en Basavilbaso, así que, llegada la fecha del cobro, rogábamos que no lloviera, imagínese”, dice.
El Presidente de la Junta de Gobierno, Osvaldo Udrizard, por su lado, rescata el “gran hecho” de dignidad que significa que la Ruta 20 haya llegado hasta su ciudad, aunque falte “el trecho a Villaguay desde “Las Moscas”, y pone de resalto la iluminación del acceso a Líbaros como un hecho de extraordinaria magnitud. Imaginemos como era la situación tiempo antes.
Poco más de 700 habitantes celebran trabajando y en silencio, satisfacciones que expresan sin hesitar al momento de recibir las preguntas, y, aunque el pueblo no tenga una porción importante de juventud, todos, en ese mismo silencio, esperan que este nuevo camino le traiga esperanzas renovadas de permanecer en ése, su lugar en el mundo.