sábado, 17 de septiembre de 2011

Un día rojo mientras corre el mundial.


Concepción del Uruguay, 17 de junio de 2010.

Las imágenes se mezclan.
A los que el futbol no nos cambia la vida, sobrevivimos muchas mañanas como éstas, mientras juega Argentina, a las “vuvuzelas” (¿así se escribe?) onomatopéyicas de nuestros compañeros de trabajo, saludando los goles argentinos. Curiosamente, 4 a esta altura de la mañana.
Anoche, Gualeguaychu tuvo su momento de gloria.
Por horas, los medios nacionales y algunos internacionales, siguieron con atención el desarrollo de la Asamblea en directo. A la medianoche, al menos 4 canales reflejaron el conteo. 402 aceptaron correrse a un costado. 315, querían quedar en la ruta.
Con dignidad, se anunciaba que el sábado previo al Día de la Bandera Argentina, que en 1812 abarcaba a la Provincia Oriental, se realizará el acto de levantamiento del corte. No de la protesta.
En contraposición, las palabras de los referentes uruguayos, frente a las decisiones que va tomando la asamblea de Gualeguaychu, se van tornando cada vez más tristes.
Cada vez más, se van convirtiendo en afrenta a un pueblo de quien  puede decirse muchas cosas. Incluso, que ha sido cándido con un país que ha burlado la confianza de sus vecinos.
Se olvida el actual Presidente uruguayo que la Argentina toda fue engañada en su buena fe luego de la cumbre de Santiago de Chile. Y más que engañar, la actitud uruguaya de hacer lo contrario de lo que había prometido, le tomó el pelo a la Asamblea que, igual que anoche, se retiró de la ruta para facilitar los controles que finalmente no se hicieron, para parar la obra que jamás se paró.
Mencionar que hoy es un “Día Celeste” y que el retiro de la Asamblea es “el cuarto gol uruguayo”, es una afrenta que un pueblo, por más equivocado que esté, no merece.
Mujica no es el jefe de la barra brava uruguaya. Es el presidente uruguayo. Y esta perogrullada va en sintonía con que, a nuestro humilde criterio, mucho más allá de la alegría que puede causarle al ex militante tupamaro el levantamiento del corte, debió empaparlo de humildad y reconocer a Gualeguaychú su gesto de grandeza.
Un ex-presidente oriental, Julio María Sanguinetti, curiosamente el que propulsó con Raúl Alfonsín la implementación de la CO DE FRO, organismo bilateral que debía –de haberse respetado- haber intervenido en actitud amistosa sobre este tema (y sobre otros que hacen a la integración de los pueblos) mencionaba días atrás acerca de los cambios de actitud del gobierno uruguayo. Pero nada decía acerca de que, el fallo de La Haya condena (curiosamente también, sin castigar) que el Uruguay violó taxativamente el tratado del río Uruguay.
Frente a semejante y palmaria demostración que el inicio de la lucha estuvo más que justificado  –porque Gualeguaychú denunció mucho tiempo antes  este hecho- un gesto de humildad no vendría mal.
Ya sabemos que el Uruguay no respetará su palabra. Cualquiera que dé.
Eso ya está demostrado. Incluso en La Haya.
Lo de la contaminación no se ha podido demostrar, no puede decirse que Botnia contamina. Tampoco puede decirse, por lo tanto, lo contrario.
Lo que sí ya está dicho por el máximo tribunal del Mundo, es que Uruguay MINTIO en todo lo que afirmó a partir de que cumplía con un tratado que fue violado. Y está demostrado.
Por lo tanto, estas bravatas de tribuna caen mal. Aún en los que celebramos el levantamiento de un corte que ya carecía de sentido frente a los hechos consumados.
Argentina sí, hizo 4 goles. En la cancha.
Mis compañeros de oficina festejan. Los asambleístas también, por partida doble.
¿Habrán hecho el quinto gol?
Vuelve el Pueblo de Gualeguaychu a ser más grande. Más que Celeste, el día de hoy, con las declaraciones de Mujica, fue un día de vergüenza. Un día rojo.
Terminó el partido. Sin penales dudosos, Argentina ganó haciendo 4 goles.
Para Argentina, el día es Celeste…  y Blanco

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