sábado, 17 de septiembre de 2011

9 de Agosto ¿Día de qué?

Paraná, 10 de agosto de 2011.


Hace poco tiempo, atraído por una vieja deuda personal, los caminos me llevaron hasta la casa de Atahaulpa Yupanqui, aquel que “venía de lejos para narrar” de acuerdo a la traducción que más o menos logramos “conocer” de infinitas fuentes.


Así llegamos al paraje (ahora pueblo) llamado “Cerro Colorado”, donde “El Payador perseguido” confiesa: “trabajé en una cantera / de piedritas de afilar. / Cuarenta sabían pagar / por cada piedra pulida / y era a seis pesos vendida / en eso de negociar”.
Allí conocimos, en la pared oriental del Cerro, algunas pinturas rupestres que muestran claramente quiénes eran los “antiguos dueños” de esas tierras, qué forma de vivir, de guerrear y de compartir tenían.
En la falda del cerro, está “Agua escondida”, la casa de Atahualpa, testigo mudo del eterno río que baja desde lo alto en alegre diálogo con el paisaje. Allí Yupanqui coloca en las preliminares del libro “Aires Indios” al protagonista, en primera persona, viendo una persona acostada junto a río, pregunta a un tercero: "¿Sabes qué está haciendo el Luis Vilte? "Está durmiendo junto al río..."
"No. Está aprendiendo música."
En ese paisaje está dibujada la poesía y la expresión pictórica elemental de la batalla entre “Comechingones” y “Sanavirones” por un puñado de llamas, por entonces el alimento más apreciado y –posiblemente- el de mayor valor. El bien más preciado por los originarios de aquel lugar.
Bebiendo de esas vivencias, uno valora de otro modo la historia flaca y mal equilibrada que hemos consumido hasta el momento. Sabe la verdad contada por los protagonistas y no sus malo intérpretes, mucho más interesados en sus tierras que en los seres humanos que las habitaban.
Los días 9 de Agosto fueron instituidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, como el “Día Internacional de los Pueblos Indígenas”. Y, aunque no nos gusta demasiado la denominación preferimos recordarlos como “pueblos originarios”, de a poco ha ido reivindicando el gobierno, a través del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas reconociéndoseles sus derechos cívicos, sobre las tierras y el rescate histórico de las tradiciones.
Más de 600 mil descendientes de 24 pueblos originarios censados en todo el país en 2004 (a los que se suman los que se reconocerán como tales en el último relevamiento nacional del año pasado) celebran los 9 de Agosto el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
En orden descendente, los pueblos con mayor población a nivel nacional son: el mapuche con 113.680, el kolla con 70.505 y el toba con 69.452 habitantes. En cuanto a los de menor población, se encuentran el quechua con 561, chulupí con 553, sanavirón con 528, tapiete con 484 y, por último, el maimará con 178 habitantes.
El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, organismo dependiente de la cartera de Desarrollo Social, es el encargado de velar por los intereses de las comunidades nativas, que en número cercano a las 900 en todo el territorio nacional participaron como enlaces o en forma directa en el Censo Nacional 2010.
El gobierno nacional ha venido devolviendo mediante acciones directas la cultura originaria, como el año pasado, al modificarse el régimen de feriados por decreto presidencial, de modo que el 12 de octubre dejó de ser Día de la Raza para convertirse en celebración de la diversidad cultural.
También hubo reivindicaciones, como la reciente en el Día de la Independencia, cuando se rescataron las actas de la Declaración, en la lengua original de las comunidades indígenas.
La propia presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, evocó el año pasado ante los representantes indígenas que fueron a verla en la Casa Rosada la historia de Ainé Paine, la muchacha mapuche adoptada por una familia pudiente que, gracias a esa condición privilegiada, pudo dedicarse al canto, olvidando sus orígenes, hasta que en Europa, cuando estaba en gira artística, se percató de que el único coro que no tenía repertorio originario era el argentino.
Así comenzó a investigar su propia identidad y ser ella misma, recordó la mandataria. Y por eso fue incluida su imagen, junto con la de otras mujeres argentinas, en el pabellón asignado en la sede de gobierno.
En 2006 el oficialismo había impulsado en el Congreso de la Nación la Ley 26.160 que ordena paralizar los desalojos contra las comunidades indígenas y requiere al INAI un relevamiento técnico-jurídico-catastral de las tierras ocupadas.
Dispuso asimismo la constitución de un Fondo Especial para afrontar los gastos que demanden este relevamiento y los programas de regularización dominial que se deberán implementar.
En el marco del fortalecimiento organizacional de las comunidades indígenas, es que desarrollaron proyectos integrales, basados en diagnósticos comunitarios asamblearios, que buscaban legitimar y consolidar la tenencia de la tierra, aplicación de la Ley Nº 26.160, principal eje de acción del próximo bienio.
Los objetivos propuestos fortalecen la identidad, la representatividad y la organización de los pueblos Indígenas, a nivel territorial y nacional.
El artículo 75, inciso 17 de la Constitución Nacional señala: “Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible, ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afectan. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones”.
Sin embargo, esos tratados nunca fueron respetados, pese a que la voluntad de los constituyentes de 1853 que dictó la primera carta magna de la Argentina era que el Congreso de la Nación debía mantener el trato pacífico con los indios“.
En la actualidad existen en Argentina más de 30 pueblos – naciones originarias, las cuales mantienen vivas más de dieciséis lenguas originarias.
Entre Ríos, a través de uno de sus hijos, ha sido punta en ese reconocimiento: En 1988, el actual Sub Secretario de Derechos Humanos de Entre Ríos, Profesor Roque Minatta, entonces Diputado Provincial de la Provincia de Chubut, promovió junto a su colega Irene Vega lo que terminó siendo la Ley 2347, aprobada por unanimidad el 23 de Diciembre de ese año.
Hay mucho hecho, mucho falta por hacer.
Lo primordial, para que no vuelvan a ocurrir hechos como en Formosa o Jujuy, es tener memoria. Como suele decir mi amigo Omar León, “Somos porque fuimos”.
Siguiendo ese razonamiento, podríamos decir “Veneremos a los que fueron, para que seamos”

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